viernes, 23 de julio de 2010

ÚLTIMO ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: EL PRIMERO DE LA COLA PARA LA COMPOSTELANA


7ª etapa: Arca do Pino-Santiago. 19,5 kms. 29 de mayo.

"Sandwich mixto y Cola cao. Cae chirimiri. Hago todo el Camino junto a María, que me da las fuerzas que me faltan con sus ánimos constantes. Anestesiado por el cansancio, llego al Monte do Gozo. Pero entonces siento unas sensaciones desagradables: ansia, ganas de vomitar, frío en el cuerpo, la frente caliente. Me tomo una tónica mientras compro un recuerdo del Camino hecho de alambre por un granadino-catalán.

La bajada parece interminable hasta La Catedral de Santiago. Por allí aparece Beatriz, una chicharrera a la que conocí mientras sumergía mis pies en agua helada junto al puente de Ribadiso de Baixo. Por el camino, una piedra enorme con un mensaje: ‘Los derechos humanos están desnudos’ y una ranura para depositar cartas sobre este asunto. Ya se ve una torre de La Catedral y eso hace que saques fuerzas de flaqueza.

El primer cartel de Santiago. Y la entrada por la Plaza del Obradoiro. Fotos inevitables. Unos chicos lloran por haber llegado. Emoción contenida. Voy a la Puerta Santa. Pero me siento tan mal que, de cabeza, al hostal. A dormir durante tres horas, no sin antes despedirme de María.

Me repongo algo. Ceno con mis inseparables amigas almerienses. Sopa de marisco y nada más. Coincido con las palentinas en otro bar: tostada con queso y jamón ibérico. Y a dormir. Ya al día siguiente, me levanto a las 6. A las 7 ya he desayunado, a las 7.45 ya he visitado La Catedral y cinco minutos después soy el primero en la puerta de la oficina del peregrino para pedir la Compostela. Mi cámara digital se ha quedado sin batería.

Antonio, de Astillero (Cantabria) me hace una foto con la suya, que luego me manda por correo electrónico. Paseo por las calles. Me tomo una cerveza en Casa das Crechas. Pienso que me iré sin ver el botafumeiro. De repente, un señor trajeado habla sobre las colas que se forman para ver la Misa del Peregrino. “Yo también las evito, y por eso nunca he visto el botafumeiro”, le comento. “¿Nunca has visto el botafumeiro? ¿Has acabado la cerveza? Sígueme", me indica. Ni termino la cerveza. Como un resorte, y después de haber dejado la mochila en el bar, sigo sus pasos. Este señor, que es uno de los siete tiravoleiros -los que tiran de las cuerdas del botafumeiro- me mete en La Catedral sin tener que esperar colas, me enseña el claustro y, por medio de otros dos tiravoleiros, me sitúa en el altar, entre los curas que dan la misa y el coro. Una experiencia alucinante. El botafumeiro me pasa a escasos centímetros.

Almuerzo, como no podía ser de otro modo, con Mari Carmen, Presen, Mar, María del Mar y Marisa. Y rumbo al avión -vuelo directo, menos mal- que me trae hasta Málaga. Allí también va la sampedreña Alicia. Fin a mi primer Camino de Santiago. Repetiré. Con menos peso. Incluso sin reloj. Porque al final te das cuenta que se puede vivir con menos de lo que tienes, que la felicidad está en los pequeños detalles y que la vida está repleta de ellos a tu alrededor.

Mereció la pena esta aventura. Voy a por otra."

jueves, 22 de julio de 2010

VI ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: GEMMA NIERGA EN VIVO Y EN DIRECTO


6ª etapa: Arzúa-Arca do Pino. 19,5 kms. 28 de mayo.

"Cruasán con mantequilla y mermelada -y el Cola cao que no falte-. Ya sólo quedan dos etapas, y ambas de menos kilómetros que la mayoría de las anteriores. Voy solo durante gran parte del recorrido. A veces, sólo escucho el sonido de los pájaros mientras contemplo árboles que parecen no tener fin. Agradable conversación con las palentinas, Merche y Nuria. ¡Arriba Enerpal!

Casi a la llegada, aprecio el tinglado que ha montado la Ser para el programa La Ventana, de Gemma Nierga, de 16.00 a 19.00. Fui a verlo con María, de Fuerteventura. Participaron, entre otros, el escritor Juan José Millás y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. El éxito se lo lleva, no obstante, Cinta, una chica de Villajoyosa de Castellón, que con un piquito de oro pone en un brete a Núñez Feijóo al cuestionar cómo los políticos se acusan unos a otros de escándalos de corrupción sin asumir culpabilidad.

Allí, de espectadoras, también están María José, de Zamora, y Nuria, de Albacete. Un tentempié con las almerienses y con Silvia y Sara, de Madrid, en el bar junto al albergue. La cena, a base de camperos. Horríbilis para María del Mar, que tiene gastroenteritis. Todos, preocupados por ella. Una lástima que la última etapa no la pueda hacer a pie.

miércoles, 21 de julio de 2010

V ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: EN LA MECA DE LAS PULPERÍAS


5ª etapa: Palas de Rei-Arzúa. 28 ó 30 kms. 27 de mayo.

"Vuelta a las tostadas, además del Cola cao. Nadie se pone de acuerdo sobre si son 28 ó 30 kilómetros. El caso es que hay, como yo, quien decide hacerla en dos tramos, de 14 ó 15 kms. Y en mitad de ambas la parada de hora y media para almorzar en el ‘templo del pulpo’, Casa Ezequiel, en Melide. Este pueblo está lleno de pulperías. Me tomo la etapa con calma. Por el camino encuentras muchos elementos pintorescos: mesas y bancos de piedra para hacer una parada, iglesias, cruceiros, puentes de madera sobre el río, caminos hechos de piedra paralelos al río. El pulpo en ‘Ezequiel’ es una gozada.

Ya estamos en provincia de La Coruña. Quedan menos de 50 kilómetros para Santiago. El bacalao también está bueno. Y la tarta de orujo, impresionante. No tiene nada que ver con el orujo, que a mí no me gusta. Fotos y risas en el establecimiento. Cuesta arrancar con el estómago lleno. Con tranquilidad. Esta etapa la hice en 11 horas, de la que creo que anduve 8. No hay prisas. Puestos con agua, frutas y frutos secos, uno de ellos sin persona alguna. Una urna para echar el dinero de lo que cojas. Harto de tanto comer, sólo repongo la botella de agua y meto un euro.

Caballos a lo lejos, uno de ellos un pony precioso. Llegada a Ribadiso de Baixo, donde hay un albergue. No me quedó en él, pero sí decido descansar allí, junto al río, una media hora. Meto los pies en agua helada. Unos ciclistas me adelantan: “Buen camino”, grita uno (casi siempre es el primero). En Arzúa no recomiendo el albergue en el que estuve (no voy a hacerle publicidad) y sí aconsejo A Fonte o el municipal. Y no porque no esté bien acondicionado, sino por el trato.

A mi paisana Alicia, de San Pedro, le trató fatal el hijo del dueño por sólo preguntarle si iban a poner sábanas en las camas (no las ponen). “Vete a tomar un café cuando te tranquilices”, le gritó el imbécil, que no sabe tratar a los huéspedes. Y eso que Alicia tiene un hostal en San Pedro y sabe cómo funciona la hostelería. Allí ejercí de ‘médico’ al curarle una ampolla a Leti, de Santiago, inseparable de Bea, también natural de la meta ansiada. Echamos unas buenas risas por la noche las almerienses, dos chicharreros, Javi y Santi de Valencia y el que les escribe."

martes, 20 de julio de 2010

IV ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: DORMIR CON HIELO EN LOS PIES


4ª etapa: Portomarín-Palas de Rei. 24 kms. 26 de mayo.

"Para desayunar, tarta de Santiago -con Cola cao, cómo no-. La salida de Portomarín es a través de un puente que parece que se va a caer, porque se mueve un poco. Da vértigo. Comienza a llover, aunque no de forma copiosa. No obstante, hay que ponerse el chubasquero -ya me había colocado antes de partir el pantalón de lluvia-. Algunos de nosotros parecemos ‘el jorobado de Notre Dame’. Risas. Decido ir más despacio que en etapas anteriores. Y hago gran parte de este recorrido solo. Me encuentro con un lugar curioso, donde dan café y té gratis (a voluntad), donde hay cama para los que necesiten descansar y un grupo de chicos y chicas tocando la guitarra y cantando, mesas para escribir y dos chicas norteamericanas a la entrada que, curiosamente, estudian en Málaga.

Ya no sólo me duelen los dos tobillos; también los talones. Llego a Palas de Rei casi arrastrándome. Palas de Rei tiene poco que ver. Lo interesante está a las fueras, una ruinas romanas, pero no están las articulaciones inferiores como para andar más de la cuenta. Por suerte, me esperan Juanchi y una colega de profesión, Silvia, que es un encanto. Quedamos en el restaurante de la madre de ella, que nos invita al almuerzo. Un caldo calentito me resucita. Y carne con patatas. Incluso nos traen una bandeja con más carne y patatas, pero el estómago ya ha dicho ‘basta’.

Tras comer, me voy al hostal que tengo reservado, pido una bolsa con hielo y me tiendo en la cama con el hielo sobre lo que queda de mis pies. Me quedo dormido media hora. Imagínense el cansancio que tenía para quedarme ‘frito’ con hielo en los pies. Luego, cerveza con Juanchi y Silvia -"¡Ecuador, Ecuador!: te arrepentirás"- en un bar cercano. Y más tarde cena en la pulpería, donde todo está exquisito. Incluso los caballistas andaluces han elegido ese sitio para cenar. Son cinco, cuatro hombres y una mujer.

Hora de dormir. Hay quien prefiere una copa. Yo estoy muerto."

lunes, 19 de julio de 2010

III ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: PREAMPOLLAS Y TOBILLOS QUE BAILAN



3ª etapa: Sarria-Portomarín. 22,6 kms. 25 de mayo.

"¿Tostadas? Para nada. Esta vez, dos donuts de chocolate con el Cola cao. La etapa comienza por la parte alta de la ciudad, tras subir cientos de escalones. Fortaleza y Convento de la Madalena. Los tobillos ya comienzan a sufrir. Tengo una ampolla en el pie izquierdo que la tarde anterior intenté curármela, con aguja desinfectada, hilo y betadine y a partir de entonces, la sufro en silencio. Como las hemorroides.

Una amiga experta en ampollas dice que no lo es, que se trata de “una preampolla reblandecida por la tensión”. A ella la habréis visto en televisión, haciendo un anuncio sobre la vaselina. La bajada pronunciada a Portomarín se hace interminable. Parte de ella la hago hacia atrás. Así apenas sufren las rodillas. Eso me recordó a un chino al que un día vi por el centro de Málaga andando todo el tiempo hacia atrás. Se recorrió así toda la calle Ollerías, ante la perplejidad de los transeúntes.

Foto en un puente junto al embalse de Belesar. Majestuoso. Tras él, te acuerdas de la madre del arquitecto, de los cien escalones que hay que subir para llegar al pueblo nuevo, porque el viejo (el auténtico Portomarín) fue inundado por las aguas. En tiempos de sequía se ve parte de él. Los huesos de los tobillos están bailando por dentro. Me compro una tobillera.

Antes, llego al albergue Ferramenteiro, con vistas al embalse, lavadora y secadora, y 'office' para que uno se prepare la comida, Internet, etc. Encima de este albergue hay otro (O’Mirador). Cualquiera de los dos son recomendables. En el bar de O’Mirador ponen una carne de raxo exquisita, adobada con patatas fritas. No podía faltar el ribeiro. Y en un bar que hay en la plaza de la plaza principal y del Ayuntamiento hay un bar -los interesados, que me llamen- donde el guiso de calamares está ‘pa’ chuparse los dedos.

Mi amigo Juanchi, que está en todo, me llama por teléfono para decirme que han publicado en muchos periódicos del grupo para el que trabajo (Prensa Ibérica) el reportaje que dejé hecho sobre el hotel de la selección española en Austria. Y en La Opinión de La Coruña, en portada. Lo veo por internet. Y es que pasé en ese hotel tres pretemporadas con el Málaga CF. Y me duermo con una sensación agradable, para qué les voy a engañar."

sábado, 17 de julio de 2010

II ETAPA DEL CAMINO DE MIGUEL: LAS CINCO MAGNÍFICAS


2ª etapa: Triacastela-Sarria (18,5 kms.)

"Más tostadas y más Cola cao. Hay dos opciones de hacer esta etapa: por San Xil, que es muy bonita, o por Samos, que tiene un monasterio, es más bonita aún y hay que andar 6 kilómetros más. Me decido… por San Xil. Llueve a cántaros. Es el único día de los siete. Otros dos cayó chirimiri, y el resto soleado.

Chubasquero y pantalón de lluvia. Subida por caminos embarrados. Al llegar a la Fonte dos Lameiros, paro para descansar cinco minutos. Llegan las almerienses. Os las presento: a Mar le gusta la película 'Aterriza como puedas'. Presen analiza la vida (y muerte) de las babosas. Mari Carmen sabe mucho sobre la coloterapia de las vacas. María del Mar estudia cómo afecta no llevar mochila en la espalda al desarrollo del Camino y Marisa es especialista en llevarse cortes de los demás. Ya en serio: son las cinco magníficas. El complemento perfecto para una aventura de este tipo.

Parada en el bar Caso do Franco, en Furela. Recomendable. Pídanse la empanada de ternera con cebollita dulce y pimiento rojo -y una rodaja de chorizo, que yo quitaría-. Entre risas, el trayecto se hace rápido. El primer albergue que aparece nada más llegar a Sarria es el que tengo reservado: A Pedra. Lo recomiendo. Jose, el dueño, es encantador. De hostalero está esos días un brasileño, Rafael ‘de la tierra’, bautizado así cuando se le presenta a María del Mar.

El albergue tiene bar contiguo y Rafael se sienta con los clientes y hace trucos de magia con sus cartas. Otro personaje singular y que merece la pena conocer. Almuerzo en un bar junto al río Sarria, precioso, con pequeñas cascadas de agua. La comida, normalita. Debo regresar a Triacastela en un taxi para recuperar un pantalón que dejé olvidado en el albergue. La broma, 22 euros. También tenía mi diario y datos sobre el Camino y el viaje de vuelta en avión. Olvidarme de algo es habitual en mí.

Cuando llego, tapita en un bar, son casi las once de la noche y en el bar del albergue, aunque la cocina está cerrada, me preparan un bocadillo de tortilla francesa con queso fundido. Y a dormir. Eso sí, en una habitación con sólo tres personas más -no con 50, como en la mayoría de los albergues-. Son Javi burgalés que vive en Valencia, al igual que el barcelonés Santi, y Elena, de Baracaldo."


viernes, 16 de julio de 2010

EL CAMINO DE MIGUEL: LOS PRIMEROS PASOS

Hace poco volví a tener noticias de mi amigo, maestro y compañero Miguel Gámez, del periódico La Opinión de Málaga, con el que tuve la enorme suerte de compartir tres de los años más inolvidables de mi vida profesional. Nos pusimos al día y cotilleamos a gusto de estos seis años de ausencia. Me contó que ya suma dos hijos preciosos y que planeaba hacer solo el Camino de Santiago. Le pedí por favor que si llegaba a hacerlo no se olvidara de contármelo por escrito. Y así lo ha hecho. Una aventura entrañable de siete entregas, con claro sabor a Cola cao. Muchas gracias de corazón, Miguel.

El Camino de Miguel Gámez, del 23 al 28 de mayo

"¿Has hecho alguna vez el Camino de Santiago? Si la respuesta es positiva, espero que te diviertas con este relato. Si no, espero que, además, te sirva de algo. Por mucho que te digan, tu Camino siempre será diferente por infinidad de detalles.

Decidí hacer algo más de 100 kilómetros para que me dieran La Compostela. En un principio pensé en 115 y partir desde Sarria. Luego, me decanté por O’Cebreiro, dos etapas antes, porque ésta es una de las más bonitas. Finalmente, salí desde Pedrafita do Cebreiro, 4,5 kilómetros antes -donde estaba hospedado-, algo que no aconsejo porque es por carretera, un ascenso continuo. Desde donde merece la pena partir es desde O’Cebreiro.

1ª etapa: Pedrafita do Cebreiro-Triacastela (27 kms). 23 de mayo.

El comienzo es un suplicio. Olvidaros de hacerlo. Pensé que subía de Riogordo a Colmenar, como había hecho algunas semanas antes. Parecía que esquivaba a los coches que se cruzaban embalados. Y eso que era las 7 de la mañana. Llegué a O’Cebreiro con más hambre que Rocinante, el caballo de Don Quijote de La Mancha. Cola cao y cuatro tostadas. Ni vi la iglesia. Sí las pallozas, viviendas rústicas con techo de paja y el resto de piedra. Y a andar. Mochila de 8 kilos -es recomendable como máximo el 10 por ciento de tu peso; 1,5 entre agua y comida, y 6,5 el resto-.

Al principio te sientes raro con una joroba en la espalda, pero te acostumbras pronto. Llegada a San Roque, el monumento al peregrino. Y subida al Alto do Poio, que apenas me costó. Ni me paro en los bares, que están llenos. Como es Año Xacobeo, unas 300 personas de media diariamente en cada etapa. “Esto es como una procesión en Semana Santa”, me dice en un correcto inglés Claire, una francesa de 71 años, que lleva dos meses andando desde Arlés. Toda una campeona. La conversación con un señor de Burgos, Luis, y una chica de La Palmas, Virginia, me hace más corta la llegada al pueblo "de los tres castillos". Mentira, porque no los tiene. El albergue público, completo. En uno privado hay una plaza: adjudicada.

Triacastela tiene poco que ver. Doy una pequeña vuelta y entro en la iglesia, que como la mayoría de las del Camino tiene el cementerio pegado a ella. El cura, Augusto, es un cachondo. Es el primer personaje entrañable de la cruzada. “A ver, los de atrás, venid aquí, ¿es que os habéis peleado por el camino? Me ha parecido ver a la Duquesa de Alba”, señala mientras una señora extranjera, con pelo blanco que entra en la iglesia. Llama al altar a uno que habla francés, otro alemán, una en inglés y en gallego.

La misa es puro espectáculo. Risas como pocas veces. “A misa se viene a reír, no a llorar. Para eso están los teled"arios”, nos comenta. Tras salir, jarra de cerveza, invitación de Virginia -"te invitaré en Las Palmas, canariona"-. Ella va en un grupo de 30 seleccionados por la Cadena Ser junto a mi amigo Adriano Espinal, corresponsal de El Mundo en Málaga. ¡Menuda coincidencia! Con él me tomé unas cañas por Filloval, antes de llegar a Triacastela, con aceitunas y croquetas. De cena, primer encuentro con el pulpo a feira -ahora más famoso si cabe tras las hazañas del pulpo Paul este Mundial-. Creo que durante un mes no lo probaré. Casi me salía por las orejas de tanto comerlo en esos días. Por cierto, me gusta más el que preparan en la provincia de La Coruña que el de Lugo, al que le echan excesivo pimentón picante.

Cinco chicas almerienses, a cual más simpática, me acompañan en mi cena. Ellas ya están en los postres. En la próxima etapa me veréis en una foto con ellas. Es casi imposible estar mejor acompañado. El albergue cierra a las 23.00. Los cinco alemanes que me rodean con sus literas, están ya en el quinto sueño. Como ‘cuadriculados’ que son, a las 6 de la mañana ya están en pie. A las ocho te echan del albergue. Pero sueles salir mucho antes. Con el ruido y los que dejan encendida la luz del servicio, es imposible seguir durmiendo. A asearte y emprender la segunda etapa."